El calor del café me recuerda que vivo, esa textura y su oscura presentación que alivia mi día y alguna de mis noches, aplaca pensamientos y sumerge mi tempestad en un cálido y fresco pensar; respirar para poder tomar, sonreír para poder alentar, abrazar para cerrar tratos, pero todo esto cae por el peso del calor, si el frió o tibio tomara riendas en mi taza de porcelana, el día me parecería nublado, día gris que al nacer dan fecha y hora, esta cita no programada todo por culpa de una taza de café tibia; pediré al sol calidez, al aire un respiro, a la tierra equilibrio y al agua pureza, con esto no hay taza de porcelana tibia que pinte de gris mi día, no habrá mancha que pinte; daré permiso a mis labios que pinten el día nada mas podrá darle color; adiós taza de porcelana que con café conté una historia que como humo vino y el viento se lo llevo.